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Es interesante notar que fue Dios quien dio la orden para la construcción del Tabernáculo, y los materiales que debían ser incluidos en él. Al pueblo no se le ocurrió la idea de construir un Tabernáculo. Ni tampoco Dios les sugiere que construyan un Tabernáculo, y deja los materiales a su elección. No, es la voluntad y el diseño de Dios. Tal como leemos en Jonás 2:9: «la salvación pertenece a Jehová».