Para buscar la unidad con tu cónyuge, debes conectarte con él para compartir los mismos pensamientos e ideas sobre lo que la Biblia enseña. Si esta comunicación se rompe, todo lo demás en la relación también se derrumba. Hay tantas amenazas a la unidad matrimonial como hay tipos de pecado. Tanto en nuestra relación con el Señor como en nuestra relación con los demás, vemos que el pecado repele, mientras que la gracia atrae. El pecado separa, mientras que la gracia del evangelio en verdad une.