
Después que Pilato entregara a Jesús para ser crucificado, fue llevado al Gólgota, donde sería crucificado en medio de dos malhechores. Estando en la cruz, Jesús pronunció Sus siete palabras. Su última palabra fue: «¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» (Lucas 23:46), y, entonces, entregó el espíritu. Así, Jesús dio Su vida.