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Manasés, el hijo de Ezequías, fue un rey muy malvado: Condujo al pueblo de Judá de vuelta a la idolatría y a la iniquidad, por lo que, Dios envió a los asirios a conquistar a Judá. Capturaron a Manasés, lo encadenaron y se lo llevaron a Babilonia. Mientras estaba en prisión, Manasés se arrepintió de sus pecados; oró al Señor por ayuda, y Dios lo liberó. Milagrosamente, los devolvieron a Jerusalén para que ejerciera como rey vasallo. En esta lección veremos la maravillosa historia de su conversión.