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David había planificado todo lo necesario para el templo antes de morir. En una asamblea solemne, David y sus capitanes seleccionaron a tres hombres y sus hijos para tocar arpas, salterios y címbalos. La música no era para entretener, sino para declarar la gloria de Dios, y cantar Sus alabanzas. David escribió muchos de los salmos para que sean cantados en santa alabanza, y declaren la gloria de Dios; otros, fueron escritos después.